Abrazando el deseo

Nuestros cuerpos desnudos se fundieron en un abrazo, sentí un escalofrío serpentear por mi columna, mi piel ardía ante tus caricias, mi entrepierna humedecida reclamaba tu roce. Tus labios recorrieron mi cuello, mordiendo con deseo, mientras tus manos me atrapaban contra tu dureza palpitante. Gemí, temblando bajo el roce de tu sexo rozando el mío, húmedo, ansioso. Me giraste con fuerza, mis pezones se endurecieron al contacto de tu pecho caliente. Hundiste tus dedos en mí, arrancándome jadeos ahogados. Yo, perdida en tu boca, solo podía suplicar que me tomaras de una vez, que me hicieras tuya sin freno.


Tus dedos me abrieron con hambre, deslizándose dentro de mí deliciosamente. Gemí contra tu boca, ahogada por el deseo, mientras tu miembro duro frotaba mi entrada húmeda, arrancándome espasmos de placer. Te apartaste apenas para mirarme, tus ojos ardían, se oscurecieron y de un solo movimiento me penetraste con fuerza, haciéndome gritar. El choque de tu cuerpo contra el mío llenaba la habitación de un ritmo salvaje, mis uñas arañaban tu espalda, mi cadera buscaba más. Cada embestida era un incendio, mi interior se apretaba hasta que sentí que me perdía en un orgasmo voraz.

2 comentarios:

  1. Un intenso abrazo al deseo, una escena donde la fiera devora a su presa vorazmente. Creo que ese orgasmo solo es el inicio de mucho más.

    Besos dulces del Caballero y dulce fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Dulce, hay abrazos que devoran, llenos de pasión y deseo.

      Besos Dulce caballero.

      Eliminar