Sumisa a tu lengua
Tu boca se hunde entre mis piernas abiertas, me provocas sensaciones tan intensas que soy incapaz de describir, tu lengua recorre cada pliegue húmedo, lamiéndome sin clemencia. Me arqueo contra el sofá, gimiendo con fuerza, mis uñas se clavan en la tela a rayas, buscando aferrarme a algo que me mantenga cuerda. Tu lengua juega con mi clítoris, succiona, me penetra con hambre, y yo solo sé suplicarte que no pares. Mi espalda se tensa, mis pechos saltan con cada espasmo y mi grito rompe el aire cuando el orgasmo me arrasa. No hay control, solo entrega, solo tu boca bebiéndome entera.
Mi cuerpo aún temblaba cuando me tomaste de la cintura y me giraste con brusquedad. Me obligaste a apoyar las manos en el sofá, mi espalda arqueada, mi sexo aún húmedo palpitando por tu lengua. Sentí tu miembro duro rozarme, hinchado y ansioso, y un gemido escapó de mi garganta antes de que me penetraras de golpe. El impacto me arrancó un grito desgarrado, tu cadera embestía sin tregua, el sonido de la carne húmeda chocando llenaba la habitación. Yo solo podía suplicarte más, mi cuerpo se abría a tu ritmo brutal, mis orgasmos se encadenaban uno tras otro, hasta perderme en la brutalidad deliciosa de tu posesión.

Una brutalidad deliciosa, una brutalidad dulce que invade lo profundo y posee con propiedad. Muy buen relato, que aún en su brevedad no da respiro.
ResponderEliminarBesos dulces del Caballero y dulce fin de semana.
Un eco intenso, gracias por la visita Dulce.
EliminarBesos y buen finde😘
se puede decir de mil maneras, pero solo una al tiempo que se consume en el habitad de la sensación. Arder es un adjetivo en la metástasis de la metáfora que se sacia en tu verbo. 👏👏👏👌🙋🏻♂️
ResponderEliminarMuchas gracias Agapxis, hay imágenes que hablan por si solas.
EliminarUn abrazo!