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Mostrando entradas de noviembre, 2025

Lujo y placer 4: Rubí

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El teléfono sonó. Era Mei. Su voz dulce, aceptaba mi propuesta. Quedamos en el club  El sueño Dorado. Desde que la vi en el Luxury supe que había algo especial en ella. Ese modo felino de moverse entre la gente, la mezcla perfecta entre elegancia e inocencia. Me cautivó desde el primer instante. Llevo tiempo en este negocio. Dirijo una agencia de azafatas, "de alto nivel", como lo llamamos de puertas afuera. Pero todas sabemos que la línea entre la imagen impecable y el mundo de la noche... se cruza a menudo. Placeres prohibidos, deseos ocultos, servicios exclusivos para quienes pueden pagan más de lo que la mayoría imagina. Y aún así, hacía tiempo que no veía a una chica como Mei. Una que pudiera brillar sin proponérselo. Una que no sabe lo poderosa que puede llegar a ser. Me quedé un momento en silencio, mirando mi reflejo en el ventanal de mi salón, mientras fumaba un cigarrillo. No era satisfacción lo que sentía... era algo más profundo. Responsabilidad. Me preparé con ca...

Embriágate de mí

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El blues envolvía la habitación, te esperé con una botella de vino entre mis piernas, dispuesta a tentar tus ganas. Mis braguitas cayeron al suelo, las giré con mis dedos y luego las dejé colgar de mi pie, exhibiendo mi desnudez sin pudor. Te observé entrar, tus ojos se clavaron en mi sexo húmedo, abierto para ti, y sonreí al ver cómo tu deseo se tensaba al instante. Acerqué la botella a mis labios, bebí un sorbo lento y dejé que una gota resbalara por mi pecho hasta mi ombligo. “Ven”, susurré, abriendo más mis piernas. No necesitaste más invitación: caíste de rodillas ante mí, ansioso por beberme entera, sin prisa, con hambre y con vino en la lengua. Tus labios se hundieron entre mis muslos con una avidez feroz, la mezcla de vino y mi humedad desbordaba tu boca. Gemí con la cabeza echada atrás, mi mano enredada en tu cabello, guiando cada lamida, cada embestida de tu lengua ardiente. Tus dedos se abrieron paso, penetrándome con fuerza mientras succionabas mi clítoris hasta arrancarme ...

Sumisa a tu lengua

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Tu boca se hunde entre mis piernas abiertas, me provocas sensaciones tan intensas que soy incapaz de describir, tu lengua recorre cada pliegue húmedo, lamiéndome sin clemencia. Me arqueo contra el sofá, gimiendo con fuerza, mis uñas se clavan en la tela a rayas, buscando aferrarme a algo que me mantenga cuerda. Tu lengua juega con mi clítoris, succiona, me penetra con hambre, y yo solo sé suplicarte que no pares. Mi espalda se tensa, mis pechos saltan con cada espasmo y mi grito rompe el aire cuando el orgasmo me arrasa. No hay control, solo entrega, solo tu boca bebiéndome entera. Mi cuerpo aún temblaba cuando me tomaste de la cintura y me giraste con brusquedad. Me obligaste a apoyar las manos en el sofá, mi espalda arqueada, mi sexo aún húmedo palpitando por tu lengua. Sentí tu miembro duro rozarme, hinchado y ansioso, y un gemido escapó de mi garganta antes de que me penetraras de golpe. El impacto me arrancó un grito desgarrado, tu cadera embestía sin tregua, el sonido de la carne...

Castigo en su despacho

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El teléfono interno sonó. —Ven a mi despacho y cierra el pestillo. Era él, su voz ronca hacía que me humedeciese de inmediato. Entré y cerré la puerta tal como me había ordenado. Entre sus dedos mi collar. —Entra y vístete, el café de esta mañana no estaba lo suficientemente caliente, mereces un castigo. Me sonrió. Su orden era sentencia. Cogí el collar y me dirigí a su baño privado, me quité la ropa y me puse el collar. Me dirigí a él y me arrodillé entre sus piernas. El frío del suelo contrastaba con el calor que me invadía al arrodillarme frente a él. Sentí la correa tensarse entre sus dedos, tirando de mi cuello, obligándome a mirarle desde abajo. Sus ojos brillaban con esa mezcla de poder y deseo que me desarmaba. Con un gesto lento, abrió su cinturón y dejó libre su erección dura, palpitante, a pocos centímetros de mis labios. —Demuestra que mereces clemencia —murmuró, acercando mi boca hasta rozar la punta húmeda. Abrí los labios obediente, envolviéndolo con ansia, tragando su s...

Oscura Tentación 6

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" Elisa renace en una nueva realidad, donde placer y dolor se entrelazan. Armand la guía en un viaje, donde su cuerpo y su corazón aprenden a latir de una manera diferente". La oscuridad la envolvía, espesa y cálida. Elisa sintió que algo se agitaba dentro de ella: un fuego antiguo, una energía que quemaba sus venas y la hacía temblar. La sangre de Armand corría por su cuerpo, desplazando la suya, reclamando cada célula. Abrió los ojos. Todo era distinto. El aire tenía sabor, la luz de la luna parecía respirar, el murmullo del bosque era un idioma que comprendía sin haberlo aprendido. Podía oír el susurro de las hojas, el lejano pulso de un corazón humano en el valle, el sonido del viento deslizándose entre las ramas. Su piel ardía, su pecho subía y bajaba con una intensidad que rozaba el éxtasis. El dolor, sin embargo, no la abandonaba. Era un fuego que la descomponía y la rehacía al mismo tiempo. Armand la sostenía entre sus brazos, mirándola con ternura y orgullo. —...