馃└El despertar
"Elisa renace en una nueva realidad, donde placer y dolor se entrelazan. Armand la gu铆a en un viaje, donde su cuerpo y su coraz贸n aprenden a latir de una manera diferente".
La oscuridad la envolv铆a, espesa y c谩lida.
Elisa sinti贸 que algo se agitaba dentro de ella: un fuego antiguo, una energ铆a que quemaba sus venas y la hac铆a temblar. La sangre de Armand corr铆a por su cuerpo, desplazando la suya, reclamando cada c茅lula.
Abri贸 los ojos. Todo era distinto.
El aire ten铆a sabor, la luz de la luna parec铆a respirar, el murmullo del bosque era un idioma que comprend铆a sin haberlo aprendido.
Pod铆a o铆r el susurro de las hojas, el lejano pulso de un coraz贸n humano en el valle, el sonido del viento desliz谩ndose entre las ramas. Su piel ard铆a, su pecho sub铆a y bajaba con una intensidad que rozaba el 茅xtasis.
El aire ten铆a sabor, la luz de la luna parec铆a respirar, el murmullo del bosque era un idioma que comprend铆a sin haberlo aprendido.
Pod铆a o铆r el susurro de las hojas, el lejano pulso de un coraz贸n humano en el valle, el sonido del viento desliz谩ndose entre las ramas. Su piel ard铆a, su pecho sub铆a y bajaba con una intensidad que rozaba el 茅xtasis.
El dolor, sin embargo, no la abandonaba.
Era un fuego que la descompon铆a y la rehac铆a al mismo tiempo.
Armand la sosten铆a entre sus brazos, mir谩ndola con ternura y orgullo.
—D茅jalo fluir, mi amor —susurr贸 junto a su o铆do—. No luches contra la oscuridad… abr谩zala.
Era un fuego que la descompon铆a y la rehac铆a al mismo tiempo.
Armand la sosten铆a entre sus brazos, mir谩ndola con ternura y orgullo.
—D茅jalo fluir, mi amor —susurr贸 junto a su o铆do—. No luches contra la oscuridad… abr谩zala.
Sus manos recorrieron su espalda desnuda, calmando los espasmos que la sacud铆an. Elisa se aferr贸 a su cuello, gimiendo entre dientes. El dolor se convirti贸 en placer, y el placer en un abismo del que no quer铆a escapar.
Armand la mir贸 a los ojos. Sus iris dorados parec铆an encenderse.
—A煤n falta el 煤ltimo paso —dijo con voz grave.
Se apart贸 unos cent铆metros y se mordi贸 la mu帽eca, dejando que la sangre brotara lenta, espesa, con un brillo oscuro.
—Bebe, Eternal. Acaba el tr谩nsito.
—A煤n falta el 煤ltimo paso —dijo con voz grave.
Se apart贸 unos cent铆metros y se mordi贸 la mu帽eca, dejando que la sangre brotara lenta, espesa, con un brillo oscuro.
—Bebe, Eternal. Acaba el tr谩nsito.
Elisa llev贸 los labios a su piel. La sangre ten铆a un sabor antiguo, como vino y noche mezclados.
Cuando la bebi贸, su cuerpo se arque贸 con fuerza. Una ola de placer puro la recorri贸 de pies a cabeza. El fuego se transform贸 en poder, en vida nueva.
Cuando la bebi贸, su cuerpo se arque贸 con fuerza. Una ola de placer puro la recorri贸 de pies a cabeza. El fuego se transform贸 en poder, en vida nueva.
Armand la bes贸. Sus lenguas se encontraron, y en ese contacto se desat贸 algo salvaje.
La empuj贸 suavemente contra el suelo de piedra, y sus cuerpos se buscaron como si el deseo fuera una extensi贸n del alma.
Elisa sinti贸 cada roce multiplicado por mil. Su piel nueva respond铆a con una sensibilidad imposible.
El placer era distinto, m谩s profundo, como si cada gemido tuviera eco en su mente.
La empuj贸 suavemente contra el suelo de piedra, y sus cuerpos se buscaron como si el deseo fuera una extensi贸n del alma.
Elisa sinti贸 cada roce multiplicado por mil. Su piel nueva respond铆a con una sensibilidad imposible.
El placer era distinto, m谩s profundo, como si cada gemido tuviera eco en su mente.
Armand la posey贸 despacio, con reverencia.
Cada embestida era una promesa, un juramento eterno.
Sus colmillos rozaron su cuello, pero no la mordi贸; ya no hab铆a sangre que reclamar, solo placer que compartir.
Elisa lo abraz贸 con fuerza, hundiendo las u帽as en su espalda, sintiendo c贸mo la energ铆a que los un铆a los hac铆a vibrar al un铆sono.
Cada embestida era una promesa, un juramento eterno.
Sus colmillos rozaron su cuello, pero no la mordi贸; ya no hab铆a sangre que reclamar, solo placer que compartir.
Elisa lo abraz贸 con fuerza, hundiendo las u帽as en su espalda, sintiendo c贸mo la energ铆a que los un铆a los hac铆a vibrar al un铆sono.
El cl铆max los envolvi贸 como una llamarada silenciosa.
Cuando todo termin贸, quedaron entrelazados, respirando el aire denso de la monta帽a, el cielo salpicado de estrellas observ谩ndolos en silencio.
Cuando todo termin贸, quedaron entrelazados, respirando el aire denso de la monta帽a, el cielo salpicado de estrellas observ谩ndolos en silencio.
Armand acarici贸 su mejilla.
—Ahora lo entiendes —susurr贸—. Este es tu verdadero despertar.
Elisa sonri贸, sus labios a煤n temblaban, sus ojos eran dos lunas encendidas.
—Lo siento dentro… late diferente. Ya no temo a la oscuridad.
—Ahora lo entiendes —susurr贸—. Este es tu verdadero despertar.
Elisa sonri贸, sus labios a煤n temblaban, sus ojos eran dos lunas encendidas.
—Lo siento dentro… late diferente. Ya no temo a la oscuridad.
Armand la observ贸 con una mezcla de orgullo y devoci贸n.
—A partir de hoy no solo eres mi Eternal…
Tom贸 su mano, la bes贸, y su voz adopt贸 un tono solemne.
—Ser谩s mi reina. Juntos gobernaremos nuestro Clan, bajo la luna y la sangre.
—A partir de hoy no solo eres mi Eternal…
Tom贸 su mano, la bes贸, y su voz adopt贸 un tono solemne.
—Ser谩s mi reina. Juntos gobernaremos nuestro Clan, bajo la luna y la sangre.
Elisa lo mir贸 en silencio. No era la misma mujer que hab铆a llegado al Club Demons, ni la que dud贸 ante el umbral de la eternidad.
Era fuego, era sombra… y su destino estaba sellado.
Era fuego, era sombra… y su destino estaba sellado.
“Y as铆, en la quietud de la noche, Elisa comprendi贸 que la oscuridad no la hab铆a consumido… la hab铆a liberado. Hab铆a renacido una Reina, una igual. Un pacto que ni el tiempo podr铆a quebrar.”
~Fin~

Seres inmortales y poderosos. Me gusta mucho esa frase de ..."como si el deseo fuera una extensi贸n del alma", creo que define la figura vamp铆rica como ser sexual.
ResponderEliminarBesos dulces y dulce mes, Dakota.